Por: La Huella. Info y fotos: www.radia.com
La sostenibilidad y la transición energética del mundo enfrenta diversos desafíos y uno de ellos es la movilización de enormes infraestructuras a lo largo y ancho del planeta.
Por ejemplo, para la energía eólica, el mundo ha presenciado el transporte en barcos adaptados de grandes dimensiones, de las palas y turbinas que permiten la generación eólica o de energía con el viento.
Pero no siempre, la movilización por mar genera los ahorros de tiempos y de problemas en una industria sostenible en crecimiento, como la energética alternativa.
Así que la compañía Radia decidió poner a sus ingenieros a echar lápiz y papel y luego programas computarizados de diseño gráfico para crear al WindRunner, el avión más grande construido hasta el momento y que será crucial para la energía eólica.
El “Corredor del Viento” está capacitado para llevar aspas de turbinas eólicas de hasta 80 toneladas directamente a los sitios de los parques eólicos, incluso, en lugares remotos y de difícil acceso.
Tiene 108 metros de largo, 24 metros de alto y una envergadura de 79 metros, y supera al enorme Boeing 747-8 en 32 metros de longitud y en el doble de su capacidad de carga. Si pensáramos en su tamaño sería como ver una cancha de fútbol americano. El único requisito, sí o sí, es el tamaño de la pista de aterrizaje: debe ser mínimo de 1.828 metros, y allí mismo deben ubicarse los lugares de fabricación de las aspas de las turbinas con el fin de acomodar sus despegues y aterrizajes.
El desafío que Radia se propone superar con el WindRunner es monumental. Las aspas de las turbinas eólicas terrestres más grandes pueden extenderse hasta 91 metros de longitud y pesar más de 35 toneladas. Estas dimensiones limitan severamente los métodos de transporte existentes, lo que ha restringido la adopción más amplia de granjas eólicas terrestres.
Mark Lundstrom, fundador de Radia y científico de cohetes formado en el MIT, ha dedicado los últimos siete años a trabajar con un equipo de ingenieros en el diseño meticuloso del WindRunner. Entre las prioridades clave estaba asegurar la integridad estructural de la colosal nave durante el aterrizaje y el despegue.
WindRunner: el avión sostenible más grande del mundo
Un futuro con alas
El WindRunner no solo busca resolver las limitaciones actuales en el transporte de turbinas eólicas sino que también allana el camino para el desarrollo de turbinas terrestres aún mayores. Estas podrían diseñarse para aprovechar al máximo el potencial de la energía eólica, aumentando la consistencia en la generación de energía en un 20% y reduciendo los costos de energía hasta en un 35%.
Con ambiciones que van más allá de la energía renovable, Radia anticipa que el WindRunner podría surcar los cielos dentro de cuatro años. Aunque su propósito principal es acelerar el crecimiento del poder eólico, la capacidad masiva del avión también podría encontrar aplicaciones valiosas en otros sectores, como el transporte de equipos militares pesados.
El proyecto WindRunner llega en un momento en que la industria de la energía eólica marina enfrenta contratiempos financieros. Las instalaciones terrestres equipadas con aspas de turbinas masivas podrían experimentar una transformación dramática, permitiendo que las aspas alcancen 300 pies más alto que el promedio actual. Esto significaría que las granjas eólicas terrestres podrían generar aproximadamente el doble de energía de las instalaciones actuales, haciendo que la energía eólica sea competitiva en áreas actualmente no viables.
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