Por: La Huella. Info, y audiovisuales: World Economic Forum

El Día de la Tierra llega ese año con un lema que estaba en mora de construirse: “el planeta contra los plásticos”.

Y es que la proliferación del plástico, que cuando se inventó como alternativa al vidrio, por temas de seguridad e higiene, pasó a ser un enorme dolor de cabeza para el medio ambiente, porque sus componentes tardan milenios en deshacerse y su reciclaje cuesta millones.

Los expertos y organizaciones ambientalistas aspiran a que la producción de plásticos sea reducida un 60% para 2040.

Para el Foro Económico Mundial, que expidió su informe denominado sobre Riesgos Globales 2024, son los riesgos ambientales la mitad de todas las amenazas que enfrentará la humanidad y el planeta durante la próxima década, siendo los tres primeros los fenómenos meteorológicos extremos, los cambios críticos en los sistemas de la Tierra, la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas.

En medio de la crisis climática, que es una realidad y no se puede seguir negando, los líderes mundiales y las empresas debían y deben actuar prontamente con hechos reales y medibles que permitan enfrentar el calentamiento del planeta, y una de esas tareas es la de reducir la producción y uso del plástico.

La batalla contra los plásticos

No obstante, son pocas, casi nulas las acciones reales en este sentido. Es por lo que el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) afirma que, si no se adoptan medidas inmediatas para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, el mundo va camino de alcanzar en 2100 temperaturas 3, 2º C por encima de los niveles preindustriales. Si se llega a esa temperatura, se pronostica una catástrofe de apocalípticas proporciones para todas las especies. El campanazo de alerta fue precisamente julio de 2023, el considerado mes más caluroso desde que se hacen registros de este tipo en todo el mundo.

El informe también precisa -quién lo diría- que la misma naturaleza ha enfrentado ese mismo calentamiento absorbiendo ella misma el 54% de las emisiones de dióxido de carbono producidos por la humanidad en la última década. Sin embargo, el daño en pérdida de especies de flora, fauna e insectos es irreversible e irreparable, y tan vertiginoso, que no se había visto de esta manera desde hacía 10 millones de años, en las comparaciones científicas.

El 80% de todas las especies vivas del planeta están en riesgo por las actividades humanas, como la producción de alimentos y de bienes, la explotación sin control de los océanos y el uso de energías fósiles, estando todavía en pañales la masificación de las alternativas como la solar, eólica e hidrógeno, por ejemplo.

¿Por qué llegamos al Día de la Tierra?

Hace 54 años, el afamado presentador de televisión, en Estados Unidos, Walter Cronkite anunciaba al aire y ante millones de telespectadores: "Buenas noches, un día único en la historia de Estados Unidos está terminando. Un día reservado para una efusión nacional de la humanidad en busca de su propia supervivencia". De esta manera Cronkite comenzó a dar el balance del primer Día de la Tierra.

El día surgió luego de la realización de la denominada "Cumbre de la Tierra", evento planetario cuyas conclusiones fueron acogidas por la ONU, que, a su vez, creó la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, junto con la Comisión de Desarrollo Sostenible para supervisar e informar sobre la aplicación de los acuerdos de la Cumbre de la Tierra.

Asimismo, a medida que los ciudadanos se mostraban cada vez más preocupados por el impacto de las empresas en el entorno natural, grandes y pequeñas empresas empezaron a sentir la presión de tener en cuenta la sostenibilidad en sus prácticas.

El Foro Económico Mundial concluye que “el Día de la Tierra se ha convertido en un referente en la lucha contra el cambio climático y la pérdida de la naturaleza. Al celebrar su 54.º aniversario, debemos aprovechar este movimiento verdaderamente mundial para actuar, como ciudadanos y gobiernos, como consumidores y empresas, y como individuos y comunidades. Nuestra supervivencia podría depender de ello”.